Elena
sombreaba con el HB el dibujo de la araña, cogió el B para intensificarla, dejó
el lápiz de grafito a un lado y tomó el pierre noire 3B, el más intenso para
darle fuerza. A Sara le encantaría.
"¿No
te da mal rollo tatuarte una viuda negra?"le había preguntado Elena.
Sara
había contestado soltando una carcajada "Nooo, no me voy a quedar viuda
tan pronto, mi marido está sano como un roble". ..
El
tatuaje de la viuda negra destacaba en su cuello níveo, situado cerca de la
yugular, por encima de la clavícula. Estaba realmente elegante con su vestido
negro. pensó Elena. cuando la vio en el tanatorio.
-Ocho
meses ha durado, Elena- exclamó Sara entre sollozos, al ver a su amiga.
Los
mismos que patas tenía la araña, dedujo Elena. La mala suerte hizo que
diagnosticaran a su marido de cáncer el mismo día que se tatuó el arácnido
sobre el cuello.
Sara
y Elena estaban tomando una cerveza en la cafetería de la esquina cuando llegó
Laura.
-Hola
chicas- saludó sentándose- ¿Os lo podéis creer? Le he planteado lo de la
separación a mi marido y me ha dicho que él no se va de la casa, que si soy yo
la que se quiere separar que me largue yo, y claro, con mi minisueldo a ver qué
encuentro, porque dice que de vender la casa... ni de coña... -y dirigiéndose a
la camarera- Otra cerveza, por favor.
-Buff-
exclamó Elena- las separaciones, si son de mutuo acuerdo, bien, pero si no...
búscate un buen abogado.
-¿Con
mi sueldo?- Laura negó con la cabeza- imposible.
Sara
lanzo a Elena una mirada interrogante, arqueó las cejas, y volviendo los ojos a
Laura le preguntó.
-Y...
¿para un tatuaje?
-¿Tienes
dinero para hacerte un tatuaje?- repitió Elena maliciosa.
FIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario