domingo, 14 de enero de 2018

LA VIUDA NEGRA



                        


Elena sombreaba con el HB el dibujo de la araña, cogió el B para intensificarla, dejó el lápiz de grafito a un lado y tomó el pierre noire 3B, el más intenso para darle fuerza. A Sara le encantaría.
"¿No te da mal rollo tatuarte una viuda negra?"le había preguntado Elena.
Sara había contestado soltando una carcajada "Nooo, no me voy a quedar viuda tan pronto, mi marido está sano como un roble". ..
El tatuaje de la viuda negra destacaba en su cuello níveo, situado cerca de la yugular, por encima de la clavícula. Estaba realmente elegante con su vestido negro. pensó Elena. cuando la vio en el tanatorio.
-Ocho meses ha durado, Elena- exclamó Sara entre sollozos, al ver a su amiga.
Los mismos que patas tenía la araña, dedujo Elena. La mala suerte hizo que diagnosticaran a su marido de cáncer el mismo día que se tatuó el arácnido sobre el cuello.
Sara y Elena estaban tomando una cerveza en la cafetería de la esquina cuando llegó Laura.
-Hola chicas- saludó sentándose- ¿Os lo podéis creer? Le he planteado lo de la separación a mi marido y me ha dicho que él no se va de la casa, que si soy yo la que se quiere separar que me largue yo, y claro, con mi minisueldo a ver qué encuentro, porque dice que de vender la casa... ni de coña... -y dirigiéndose a la camarera- Otra cerveza, por favor.
-Buff- exclamó Elena- las separaciones, si son de mutuo acuerdo, bien, pero si no... búscate un buen abogado.
-¿Con mi sueldo?- Laura negó con la cabeza- imposible.
Sara lanzo a Elena una mirada interrogante, arqueó las cejas, y volviendo los ojos a Laura le preguntó.
-Y... ¿para un tatuaje?
-¿Tienes dinero para hacerte un tatuaje?- repitió Elena maliciosa.
                                     
                                               FIN


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